La ex consellera de Hacienda y Función Pública, Pilar Bonet, se ha visto obligada a dimitir tras ser acusada de estar vinculada a un desfalco millonario mientras trabajaba en una empresa privada de handling en la isla.
Bonet, quien ocupó cargos clave tanto en el ámbito municipal como en el insular, dejó su puesto de manera abrupta el pasado viernes, citando motivos personales, después de que surgieran acusaciones de malversación de fondos durante su tiempo como jefa de Contabilidad en la división de handling de Globalia, el grupo propietario de Air Europa.
Las irregularidades, que se remontan al menos al año 2011, están siendo investigadas por auditores, aunque aún no se ha determinado la cantidad exacta del desfalco. Sin embargo, las acusaciones han desencadenado una reacción en cadena en el ámbito político de la isla.
El Ayuntamiento de Llucmajor, presidido también por el Partido Popular, ha anunciado que revisará todos los contratos gestionados por Bonet durante su mandato como concejal de Recursos Humanos, Hacienda y Contratación en la pasada legislatura. Aunque el consistorio ha expresado su confianza en que los contratos cuenten con el respaldo de informes técnicos y de intervención, ha decidido actuar con «máxima transparencia» y solicitará una revisión exhaustiva de los mismos, así como una auditoría extraordinaria a la Sindicatura de Cuentas.
Por su parte, el Consell de Mallorca ha convocado un pleno extraordinario para abordar el escándalo y ha reiterado que las acusaciones contra Bonet no están relacionadas con su gestión en la institución insular, sino con su trabajo en el sector privado.
El presidente del Consell, Llorenç Galmés, ha enfatizado que Bonet ya no forma parte del ejecutivo y ha subrayado la necesidad de esclarecer los hechos para preservar la integridad y la confianza en las instituciones públicas.
Este caso de corrupción ha generado un profundo malestar en la comunidad política y ha puesto de manifiesto la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas en la gestión pública.