El Consejo de Dirección de IB3, la televisión pública de las Islas Baleares, ha desencadenado una trama digna de los clásicos cuentos de moralidad, con un giro de los acontecimientos que podría hacer que Hans Christian Andersen se revuelque en su tumba.
Hace algunos años, cuando la izquierda gobernaba con mano firme, decidieron que los líderes de IB3 deberían disfrutar de mandatos de seis años. Su razonamiento era tan claro como un espejo mágico: querían asegurarse de que incluso si perdían el poder, su influencia perdurará en la televisión pública y para ello cambiaron la ley que gobierna los designios de IB3. Pero como cualquier buen cuento de hadas, este plan tenía un giro inesperado.
Con la llegada de las elecciones, los conservadores tomaron el timón del reino, dejando a la izquierda en la oposición. Ahí es cuando las consecuencias de su plan maestro comenzaron a manifestarse. El Consejo de Dirección, lleno de leales seguidores de la izquierda, ya sin representación en la cámara de los electos se vio en la posición de elegir a un nuevo Director General de IB3.
La elección del nuevo Director General se realizó con los votos de los socialistas, ahora en la oposición, y los representantes de partidos como Gent per Formentera y Podemos, que prácticamente habían desaparecido del Parlamento de las Islas Baleares. Como si estuviéramos en una versión surrealista de «La Liebre y la Tortuga», estos partidos, a pesar de su menguante representación, jugaron un papel clave en la elección.
Pero, ¿qué tiene de fabulosa esta historia? Es el reflejo de una estrategia política diseñada para perpetuar el poder en el mundo de los medios de comunicación. Como en la fábula del «Lobo con Piel de Cordero», la izquierda modificó las leyes a su conveniencia, otorgando mandatos largos a sus afines, sin prever que algún día podrían estar en la posición opuesta.
La moraleja de esta fábula moderna es clara: en el juego político, los trucos y las artimañas pueden tener consecuencias inesperadas. La izquierda, en su intento de controlar la televisión pública incluso desde la oposición, ha creado una historia digna de los cuentos de hadas, donde los personajes cambian de papel y las trampas pueden volverse en su contra.
Ayer el portavoz del PSIB en el parlament Marc Pons acusó al equipo de gobierno de querer tomar el control de IB3 con un comisario político, la realidad es que es el PSIB quien ejerce el poder en IB3 de la mano de quien fue el responsable de comunicación del govern de Antich.
La elección como director general del ente público de Jordi Bayona el periodista y escritor, ex director general de comunicación de Antich y miembro del consejo de dirección de IB3 por el PSIB desde el año 2015, es ahora quien decidirá junto al equipo del dimitido Andreu Manresa cómo se cocinan los “platos fuertes y postres” para servirlos en la mesa de los contribuyentes de las Islas Baleares.
Así que, en este reino de política y medios de comunicación públicos, la moraleja es clara: ten cuidado con lo que deseas, porque en política, como en los cuentos de hadas, las vueltas de tuerca pueden ser sorprendentes y llenas de ironía. En lugar de tener un «plus de exposición pública», la izquierda podría encontrarse con un espejo mágico que refleja la triste realidad, la de un portavoz acusando al gobierno de hacer lo que ejerce la oposición y quedarse tan ancho.