El filósofo Higinio Marín, profesor de Antropología Filosófica en la Universidad CEU Cardenal Herrera, ha expresado una visión crítica sobre la Agenda 2030 en una entrevista con Javier Lozano para la Revista Misión. Marín sostiene que detrás de esta agenda, promovida por lo que él describe como «élites globalistas», se esconde un intento de establecer un nuevo orden mundial, una transformación civilizatoria que va más allá de sus aparentes objetivos positivos como el cuidado de la naturaleza o la lucha contra la pobreza.
Marín argumenta que la Agenda 2030, aunque formalmente perteneciente a las Naciones Unidas, implementa sus políticas a través de los estados, otorgándole un carácter estatalista. Según él, esto lleva a considerar a la familia como un entorno de discriminación y desigualdad, y a la religión como un aspecto conflictivo. Destaca la promoción de la salud sexual y reproductiva, el aborto, y el uso masivo de anticonceptivos, así como la igualdad de género basada en la ideología de género, como aspectos preocupantes de la agenda.
Marín va más allá al afirmar que la Agenda 2030 aspira a formar una ética global y un «sentido común» global, desafiando así las tradiciones judeocristianas. Se muestra preocupado por lo que percibe como un intento de estas élites globalistas de imponer una neutralidad que es, en su opinión, hostil a los no neutrales, promoviendo un relativismo que altera la realidad humana y la dimensión personal de la libertad.
A pesar de estas preocupaciones, Marín observa señales de esperanza en el resurgimiento de familias cristianas y en la formación de círculos culturales y medios de comunicación que ofrecen visiones críticas y formación desde una perspectiva cristiana. Insiste en la importancia de la formación e información en la vida cristiana y en la necesidad de que los cristianos se asocien para contribuir a la auténtica prosperidad y mantener sus tradiciones en un entorno que considera cada vez más hostil.