Durante el mes de noviembre, las Islas Baleares han experimentado una estabilidad notable en sus reservas hídricas, manteniéndose en un 54%. Este porcentaje representa un ligero aumento en comparación con el 52% registrado el año anterior, mostrando una adaptación resiliente a las condiciones climáticas actuales.
En Mallorca, el nivel de las reservas alcanzó el 55%, mientras que Menorca experimentó un incremento del 49% al 50%. Por otro lado, Ibiza ha mantenido sus reservas en un 41%, reflejando una variabilidad en la distribución de los recursos hídricos entre las distintas islas.
El índice general de la demarcación, situado en 0,454, indica una disminución respecto a los años anteriores, donde se registraron índices de 0,498 y 0,594. Esta tendencia subraya una leve reducción en la disponibilidad de recursos hídricos, lo que plantea desafíos en la gestión y planificación futuras.
La análisis por Unidades de Demanda (UD) revela una diversidad en los niveles de reservas. Mientras que regiones como Tamuntana Sud, Ibiza y Formentera han experimentado descensos, Menorca, Manacor-Felanitx y Migjorn han mostrado incrementos. Artà, Pla, Palma-Alcúdia y Tramuntana Nord, en cambio, han mantenido sus niveles estables.
Más del 83,3% del territorio de Baleares se encuentra en situación de prealerta, con la UD de Migjorn en una condición de normalidad y Formentera en emergencia. Esta distribución señala la necesidad de una gestión continua y adaptativa de los recursos hídricos.
Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), noviembre ha sido un mes de precipitaciones significativamente bajas en las Islas Baleares. La media de lluvias ha sido de 14,8 l/m², considerablemente inferior a la media histórica de 85,6 l/m². En Mallorca, Menorca, Ibiza y Formentera, las cifras han estado muy por debajo de sus medias habituales, lo que agrava la situación de las reservas hídricas.
Además, noviembre se ha caracterizado por temperaturas inusualmente altas, con una media de 15,9ºC, excediendo la anomalía típica para esta época del año en 1,6ºC. Esta combinación de altas temperaturas y escasas precipitaciones presenta retos significativos en la gestión de recursos hídricos y la adaptación a las condiciones climáticas cambiantes.
En conclusión, las Islas Baleares están frente a un panorama complejo en lo que respecta a la gestión de sus recursos hídricos. La estabilidad actual de las reservas, a pesar de las escasas lluvias y temperaturas elevadas, refleja una capacidad de adaptación importante. Sin embargo, la continua variabilidad climática y las diferencias entre las islas exigen una planificación y gestión hídrica cuidadosa y adaptativa para asegurar un futuro sostenible en la región.