Lo ocurrido con la presencia en y nueva huida de Puigdemont es la clara evidencia del grave deterioro de la democracia y del estado de derecho en España. Pero no queda ahí, sino que los principios de autoridad y seguridad que el Estado debería preservar se han entregado a quienes no respetan la Constitución, la ley en definitiva.
La seguridad que es una competencia exclusiva del Estado con arreglo a la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, no se cumple y se hace por parte de las Policías Autonómicas una interpretación adversa de la misma por sus propios intereses. Aqui, en España, no se han delimitado las competencias de las policías autonómicas en referencia a determinados delitos y territorios, como se ha hecho en otros estados descentralizados, y todo es un despropósito de eficacia y de solvencia policial. Los mossos de escuadra que están sujetos al cumplimiento de la ley y hacerla cumplir como es lógico, están infectados de nacionalismo desde los mandos policiales a los políticos y su jerarquía con el Ministro del Interior totalmente tasada por ley es pura ficción.
Este Estado llamado de las autonomías, ni federal, ni unitario, es un fallido Estado para que cada uno haga lo que le dé la gana y muy particularmente los de siempre, Cataluña y el País Vasco que constituyen un eterno problema para España. Los mossos ya deberían haber sido disueltos el 7 de Octubre cuando incumpliendo la orden judicial no evitaron, más bien colaboraron para que se abrieran los ilegales colegios electorales. Ademas también transportaron y ocultaron las urnas del referéndum ilegal y se enfrentaron a la Guardia Civil y a la Policía Nacional. Ahora, dejarlos responsables de detener a Puigdemont por la requisitoria del Tribunal Supremo es otro despropósito, es un chiste, es otra adulteración de la Ley de Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y es el resultado de todo lo que anteriormente he reseñado. En definitiva caos, rendición, ridículo, traición y vulneración de todos los principios de una verdadera democracia, que se ha convertido en el camarote de los hermanos Marx, pero que en el caso que tratamos, no hace reír, al contrario, llorar al ver, en que este Gobierno, este PSOE, este Sánchez traidor y sus cómplices, por acción u omisión, han convertido a España.