Con los dos pies y la cabeza metidos de pleno en el mes de septiembre, podemos dar por superado el ‘pico’ de ocupación de la temporada turística.
Debe ser aquel momento que el antiturismo establecido estaba esperando, si hacemos caso a las proclamas escuchadas -y secundadas por la izquierda recalcitrante- durante todo el verano especialmente en las manifestaciones y protestas varias que hemos conocido durante el verano.
Ahora debe ser el momento en que los que se han quejado de playas saturadas por turistas podrán acceder cada fin de semana a los arenales añorados. Y además podrán hacerlo llegando con el coche hasta la mismísima arena.
Igual también es el momento en que los mismos de las protestas buscarán fecha para pasar un fin de semana en un hotel con la familia, ahora que hay habitaciones disponibles, y así facilitarán que los contratos de kellys, cocineros, recepcionistas y camareros duren un mes más.
Lo mismo sucederá con los bares y restaurantes, cuyos comedores y terrazas estarán encantados de recibir a antituristas para asegurar la supervivencia de los negocios y que la economía balear siga adelante un año más.
Los comercios emblemáticos, los tradicionales, los del ‘kilómetro 0’ también esperan salvar la temporada con los residentes ahora que el grueso turístico ha iniciado la vuelta a casa. Cuando estos residentes de la pancarta vuelvan al comercio local evitarán cierres de establecimientos emblemáticos.
Carreteras, autopistas y Vía de Cintura serán un placer a partir de ahora, dado que los que se quejan del turismo y los atascos que provoca utilizarán el transporte público o compartirán vehículo dando ejemplo de la sociedad que ellos predican.
En resumen. Ha llegado el momento de los ‘okupadores’ de playas para que vayan a bailar todo lo que quieran porque ya tienen hueco para ellos, y los de las manifestaciones no tendrán atascos provocados por los coches de alquiler para llegar a la próxima movilización de pancarta.
La lucha por la desestacionalización hace algunos años que va por buen camino, con temporadas que se alargan, lo que favorece el empleo. Aún así, la ocupación no será tan alta como en el mes que ya hemos superado.
Dato a tener en cuenta: el 100% de los turistas que nos han visitado este verano se han vuelto a casa sin comprar un solo piso o casa en Palma, lo que todos deberíamos empezar a entender que significa que no son los que hacen impagable el precio de la vivienda. No al menos los turistas de los hoteles. Si hay que empezar el ataque para conseguir vivienda asequible habrá que hacerlo en la oferta ilegal de vivienda vacacional. Vivienda que tampoco compra ningún turista.
Ahora, ya pueden desempolvar la pancarta y compartirla, como siempre, por la izquierda, porque como usted ya sabrá solo se manifiestan cuando gobierna el PP aunque los problemas vengan causados o ignorados por la izquierda.