Con las elecciones autonómicas gallegas a la vuelta de la esquina, el ambiente político en la comunidad autónoma se encuentra en plena efervescencia. Mientras las fuerzas políticas rivalizan por cada voto, la maquinaria propagandista de Sánchez trabaja a marchas forzadas para desbancar al Partido Popular (PP) del liderazgo en Galicia.
En una campaña marcada por intensos discursos y estrategias de confrontación, tanto Feijóo como Pedro Sánchez han desplegado sus cartas con miras a conquistar el electorado gallego. Feijóo, haciendo gala de su experiencia y trayectoria en la región, ha llamado a votar a Alfonso Rueda y a evitar el separatismo representado por el Bloque Nacionalista Galego (BNG) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Adicionalmente, ha reivindicado al PP como el guardián de la Constitución española y los principios de igualdad y libertad.
Por otro lado, Pedro Sánchez, líder del gobierno y del PSOE, ha apostado por el cambio en Galicia, respaldando al candidato socialista José Ramón Gómez Besteiro. En su discurso, Sánchez ha destacado las medidas implementadas por su Gobierno y ha criticado al PP por votar en contra de estas iniciativas, mientras arremete contra Feijóo por su supuesta «hipocresía» en torno a la ley de amnistía.
Con el futuro político de Galicia en juego, estas elecciones no solo determinarán el rumbo de la región, sino que podrían tener repercusiones a nivel nacional. En particular, la continuidad de Feijóo y la debilidad del gobierno de Pedro Sánchez dependen del resultado de estas elecciones que trascienden la cita autonómica. Así, más que unas simples elecciones autonómicas, en Galicia se juega el destino político de los lideres nacionales y el equilibrio de fuerzas a nivel nacional.